martes, 28 de febrero de 2012

5


El frío helaba sus pestañas, y el viento la abrazaba fuertemente, haciendo que su precioso vestido azul se aferrara al cuerpo, para no soltarlo. Debía correr y coger al barco, no quería perderlo. Su medias vomitaban sudor, y sus alveólos pedían aún más aire. Cansada, pero debía seguir corriendo, no quería perder el barco, no quería perderlo a él, otra vez no.
Sentía punzadas de dolor, sintiendo como su corazón bombeaba a toda velocidad. Cambió de mano la maleta, y disminuyó un poco la velocidad. Una anciana paseando a su caniche, la miraba desde el otro lado de la acera. Desconcertada, "¿a dónde vas pequeña?" parecían pronunciar sus labios rojos. Sin embargo, nada. Siquió corriendo hasta visualizar el puerto a lo lejos.

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