martes, 20 de marzo de 2012

16

Enarcó las cejas, para luego dejar caer una lágrima porque la habían descubierto. Cerró los ojos, intentando aguantar, pero no bastó, y la respiración comenzó a acelerarse por momentos. Notaba arrepentimiento en su mirada. Pero no me bastaba. Me había hecho daño. Ahora me sentía complacida, como si hubiese hecho algún bien por alguien, cuando lo había hecho simplemente por mí. Pero, ¿realmente merecía aquel reproche?
Cerró los puños fuertemente, y la rabía era ahora quien se apoderaba de ella. Notaba cierta chispa en sus ojos, lo que quería decir: que juraba venganza.

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