martes, 19 de junio de 2012

24

Se levantó en medio de la noche. Sus tripas rugían vivamente, no había cenado y tampoco comido. No tenía ganas de beber un vaso de agua siquiera. Pero sus tripas hablaban ahora, pero ella no sentía gana alguna de meterse comida en el estómago. Se sentía débil y con miedo, no le había bastado con guardar sus preocupaciones debajo de la almohada. Los pensamientos la atormentaban, y ella intentaba escapar, pero siempre la atrapaban. Le chupaban la alegría y las fuerzas de vivir, y por eso se sentía débil, sin fuerza alguna.

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