martes, 4 de septiembre de 2012

28

Lloraba. Las lágrimas bajaban por sus sonrojadas mejillas mientras intentaba respirar suavemente. Se sentía hundida y decepcionada. Con paso
lento, hacia la ventana, intentaba ver algo a lo lejos, pero sentía tal vacio, que ya con lágrimas en los ojos no llegaba a ver si quiera los grises nubarrones que escondían el sol.

Lloraba. Pero ahora sus lágrimas, secas algunas ya en las mejillas, bajaban por su barbilla hasta el cuello. No podía parar, había un gran dolor en su interior que hacia temblar sus dedos e inundar sus ojos.

De pronto, hacia la puerta, una voz la llamaba, una voz fuerte, "chiquitina, ¿estás ahí?"

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